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Una lengua para muchos


El valor político y, sobre todo, comercial del castellano se ha instalado en las últimas décadas en el escenario estratégico que comparten España y Latinoamérica. Una y otra tienen objetivos distintos en lo que se presenta como una lucha despareja.


La lengua es el instrumento del que nos servimos los seres humanos para comunicarnos y fundamentalmente para decirle al otro quiénes somos. En consecuencia, es lícito pensar que nos constituye e identifica.

En este sentido, el castellano o español – en teoría, las dos voces nombran lo mismo, aunque el empleo de una u otra forma parte de una vieja polémica entre España e Hispanoamérica, que no termina de resolverse – debería identificar a unos 500 millones de hablantes, convirtiendo a la lengua en una de las más habladas en el mundo entero. Sin embargo, mal que les pese a los miembros de la Real Academia Española y muchas de las academias hispanoamericanas que le sirven de satélites, no es uniforme, sino de múltiples realizaciones. Y si bien ninguna de éstas es mejor que la otra, hay quien se arroga el derecho de que alguna de sus variedades se imponga por sobre las demás. Como suele suceder en estos casos, la cuestión se resuelve a la fuerza, lo que es decir con una cierta voluntad política y dinero. Se trata, claro de una ilusión como tantas otras, pero su discusión es de la mayor pertinencia.

En síntesis, el castellano es una lengua con variantes propias en cada región donde se habla. Ordenar y administrar ese uso a través de gramáticas, diccionarios y sistemas de enseñanza tiene, por cierto, un valor estratégico tanto político como económico, sobre todo cuando se calcula que es una de las lenguas con mayor crecimiento en el mundo. Los temores de Josefina Ludmer – plenamente justificados – ya alertaron a argentinos y mexicanos, quienes sin enfatizar ni en la “defensa” ni en la “promoción”, buscan afirmar la propia identidad lingüística respetando las otras lenguas de la región. Dicho de otro modo, la Argentina y México no plantean una versión propia del Instituto Cervantes, sino otra propuesta, otra idea, otras metas. Así, se trata de dos modelos enfrentados que, con distintos recursos, plantean una lucha en las que todos los hablantes, sabiéndolo o no, intervenimos diariamente.

Extractado de Revista Ñ. Artículo completo en: https://www.clarin.com/rn/literatura/El_Castellano-una_lengua_para_muchos_0_HyCliahDQe.html

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